sábado, 8 de octubre de 2011

Sin ella no estamos todas

 

“Kwa heri” significa adiós en swahili ; lengua rota y atronada,  accidental e inconsciente. Africana.
Me imagino que estos días, muchos kenianos le están dedicando un “Kwa heri” a Wangari Maathai: la primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de la Paz. Fue Wangari una feminista cabal. Necesaria. La ecologista infatigable que, fiel a su cariñoso apodo de “Mamá Arbol”, fundó el “Cinturón Verde: la reforestación más ambiciosa de Africa que, sólo en Kenia, se tradujo en más de 10 millones de árboles. Pero no todas sus cosechas fueron tan fecundas y aceptadas como la de proteger a la Madre Tierra. En el discurso que siguió al Premio Nobel, Wangari declaró abiertamente su conformidad con la más sórdida de las teorías conspiratorias sobre el VIH. La que afirma que el virus, por aquello de ser mutante (entre otras vilezas) fue el resultado de cierto proceso de arquitectura genética diseñado para masacrar al africano (entiéndase negro) No sabemos si fue por la perturbación causada a medios y ciudadanos, pero la realidad es que la “Mujer Arbol” fue moderando sus posturas. Desconozco si volvió a hablar de su afinidad con la corriente que abraza el alumbramiento intencionado del Sida.  Pero si lo hubiera hecho, tampoco me habría parecido motivo de escándalo. Cualquier debate es higiénico siempre que la controversia verbal no se vuelva más importante que la lucha cotidiana: en este caso, la de contener la catástrofe seropositiva… que en Africa adquiere tintes de psicodrama colectivo.

Declaraciones subversivas aparte, Wangari fue una mujer arbórea, robusta como un baobab de tronco colectivo. Su esfuerzo infatigable por defender los derechos humanos debería ser reconocido por la historia. No es fácil ser mujer y negra. Haber sido abandonada en los ochenta por un marido que te considera demasiado poderosa intelectualmente… a la par que ingobernable. 

Wangari se ha ido, pero nos deja un legado generoso. Sólo por una de sus enseñanzas ha merecido la pena toda su lucha. Cuenta una de sus leyendas que hubo un incendio en Africa cuya magnitud provocó el pánico a todos los animales menos a un minúsculo colibrí . El colibrí empezó a volar al arroyo más cercano tomando un poco de agua en cada viaje con su pico.  A pesar del desánimo que le transmitían las demás especies, el pajarillo no cesó en su vuelo perseverante. Wangari demostró con sus logros que no por ser pájaro pequeño (mujer, negra…) debemos cerrar el pico… sino más bien coger la pala. 

Kwa heri  Wangari Maathai

 

“Wangari Maathai murió a los 71 años . Después de sobrevivir a ataques de la policía y a ser enviada varias veces a la cárcel. Le ganó el cáncer que había estado combatiendo por más de un año”.


Publicado en Mujeres y Cia el 30/09/2011

domingo, 11 de septiembre de 2011

El aura de lo artesano


Para Walter Benjamin, el aura de los objetos sólo se manifestaba en obras de arte originales. Se trataba, según el filósofo, de una experiencia insólita e iniciática. Propia de los trabajos manuales. Únicos. De ahí que la llegada de la reproductividad técnica dañara tanto lo “aurático”.  Convertía en serial y masivo lo otrora magnífico y singular. 




Pero ha pasado demasiado tiempo desde que el arte se mostró apto para la reproducción como para que nos invada la nostalgia. Además, no podemos olvidar que fue la técnica la que permitió que la inspiración y la maestría se colaran en nuestras casas para formar parte lo cotidiano; logro que ni siquiera el más romántico puede desdeñar.


Paradójicamente, aunque los ataques a la reproducción técnica sean cosa de un puñado de melancólicos, vivimos días en los que lo único es sinónimo de exclusividad. El mundo de la moda es un claro ejemplo. Son muchos los que piensan que la artesanía es un estado superior de la “conciencia fashionista”: una práctica a medio camino entre el diseño y el arte. Lo artesano sigue viniendo envuelto en el halo mágico de lo realizado con manos, sudor y humanidad. Y, a pesar de la dura competencia de todo lo procedente de procesos industriales de bajo coste, los artesanos han sobrevivido a todas las convulsiones posibles, convirtiéndose en una especie de magos de lo auténtico.


En la pequeña y espiritual isla de Formentera, vive uno de estos hechiceros de lo genuino. Se llama Jose Marcos y lleva 27 años dedicado al milagro de la artesanía. Me imagino que, cuando empezó con su taller en el histórico Molino de la Mola, no se imaginó que sus creaciones iban a trascender las fronteras de los mercadillos hippys isleños para vestir a celebridades de la talla de Claudia Schiffer. Su firma se llama ISHVARA: voz hinduista que, curiosamente, se refiere a lo reflexivo, lo ilimitado, lo verdadero… Y así son las piezas de José Marcos. Propias, legítimas. Capaces de mirar a los orígenes del hombre para pulir con paciencia el potro, el avestruz, la serpiente…


http://www.formenteraishvara.com/


Los referentes de la moda internacional, también parecen rendirse al fenómeno artesano. A pesar de tener a su disposición los más sofisticados métodos de producción, son muchos quienes persiguen evocar la creación manual. El ganchillo y el macramé, entre otros, se han colado en las grandes colecciones. Un ejemplo son las chaquetas Chanel de flores intercaladas y sus faldas acabadas en flecos de macramé. Alberta Ferretti también se ha puesto “manos a la obra manual” dejándonos un delicioso legado de tops artísticos.


Yo, de momento, prefiero ir al encuentro de Jose Marcos. Transportarme allí donde el cuero posee la impronta personal de quienes tienen un sentido lúdico y primigenio de la vida. Ishvara…
“En un tiempo muy distinto del nuestro, y por hombres cuyo poder de acción sobre las cosas era insignificante comparado con el que nosotros poseemos, fueron instituidas nuestras Bellas Artes y fijados sus tipos y usos Paul Valery.


Publicado en Funds People el 11/9/2011

viernes, 29 de julio de 2011

El Estado y la tómbola de la esterilidad

El Tata Nano es considerado un coche pequeño en la India. No apto para familias numerosas. Modesto pero inalcanzable para muchos. El Gobierno, consciente de que el tamaño no siempre importa, se ha embarcado en una aventura pintoresca y de dudosa moral. Sortea Tata Nanos entre las mujeres que se esterilicen antes del 30 de septiembre. Las sendas del control de la natalidad, tan exploradas por políticos de unos y otros signos, son insondables, rocambolescas, tiranas.

Una nube de intervencionismo cauteloso se cierne sobre Asia del Sur oscureciendo el hinduismo, el budismo, el jainismo y el Golfo de Bengala. El Estado, temeroso de llevar a cabo impopulares esterilizaciones forzosas (como ya hizo en los 70), juega con los delirios de grandeza doméstica de los más humildes. Lacerante realidad… la del coche elevado a premio para las mujeres poco pudientes que renuncien al regalo de la fecundidad. Parece ser que muchas veces son los maridos quienes, cegados por el posible rugido de un motor, hacen campaña de puertas para adentro. Nos cuentan desde la India que los pocos hombres que han acudido a las consultas, eran meros acompañantes. La esterilización masculina no está siendo un boleto en esta tómbola.

"Esterilízate para ganar un coche" es el slogan al que han acudido las autoridades indias para movilizar a las familias desfavorecidas. No debe ser fácil luchar contra el crecimiento demográfico descontrolado, pero no puede dejar de parecerme perverso que el Estado se cuele en los hogares y convierta la infecundidad en un sexy producto de Marketing; en el método más rápido y eficaz para acceder al preciado bien del coche. Lotería y quirófano se funden en un esperpéntico abrazo.

Estas fórmulas de planificación familiar tan grotescas no son un hecho aislado en la India ni en el momento presente. Han adquirido tintes atroces en diferentes momentos y geografías. En EEUU, los defensores de la Eugenesia creían en las esterilizaciones forzosas como remedio clave para las deformidades, la criminalidad o los retrasos mentales. Se esterilizó a mujeres afroamericanas que acudían a las clínicas por motivos bien distintos y en ocasiones contrarios como dar a luz. Las cárceles se convirtieron en uno de los campos de batalla preferidos por los programas eugenésicos que buscaban limitar la propagación de individuos genéticamente defectuosos. Hubo que esperar a que acabara la Segunda Guerra Mundial para que la opinión pública se endureciera. La humanidad había presenciado como Hitler, la Alemania nazi y el genocidio habían ido de la mano de programas de esterilización forzosa a gran escala.

Bajo el eufemismo de Programa de Salud Pública. Alberto Fujimori esterilizó contra su voluntad a cientos de miles de ciudadanos indígenas. La huella de esta política descarnada y compulsiva sigue viva y ha afectado notablemente a la reciente campaña política de la hija del ex presidente, a pesar de sus enérgicos intentos por desvincularse de tales programas.

A partir de 1973, Checoslovaquia llevó a cabo un programa de esterilizaciones forzosas de mujeres gitanas. A pesar de su abolición en 1990, se siguieron llevando a cabo intervenciones y se registraron víctimas varios años después. 

Con este breve y calamitoso repaso, no pretendo poner al mismo nivel lugares, programas ni líderes. El caso de India parece estar centrado en el impulso económico de un país en ebullición cuya masa indigente es un freno para el desarrollo. 

Aún así, soy de la opinión de que la familia se concibe en los hogares y es en ellos donde debe planificarse. Somos los humanos y no el Estado quienes estamos legitimados a decidir sobre nuestra estirpe. Puede que no siempre sepamos pensar con la dosis de razón adecuada pero se tratará, en cualquier caso, de nuestra parentela. Puede que la incultura, las pasiones y el desasosiego por  no trascender nuestra breve existencia sean malos consejeros. Como también lo es que el Estado alimente al hambriento sólo si renuncia a traer más hambrientos al mundo.



Publicado en Mujeres y Cía el 28/07/2011

jueves, 7 de julio de 2011

CHIC CHIC…BEACH!


Contra todo pronóstico, a la playa no solemos ir ligeros de equipaje sino en compañía de sombreros, pareos, aceites, trajes de baño… Poco importa que se trate de las islas Fiji, Mauricio o Baleares. Lo que en principio debería ser un look de lo más liviano, acaba convirtiéndose en toda una puesta en escena. Y los diseñadores, conscientes del despliegue, compiten por colarse en nuestras maletas estivales. Aunque, a pesar de tantos y tan necesarios accesorios (necesarios unas veces por estética y otras por salud) en la costa siempre es mejor sentirse libre. El calendario ya es lo suficientemente denso y puritano el resto del año como para incluir corsés en nuestros equipajes de julio y agosto.




Pero si el ejercicio anterior te cuesta trabajo y la metamorfosis veraniega es tu asignatura pendiente…
-        Huye de los recogidos demasiado acabados. Pueden resultar rígidos fuera de un cóctel o un evento social. Que no te incomode tirarte al sol con la coleta medio deshecha y aires de recién amanecida. Oscar de la Renta nos propone una colección de peinados tan despreocupados como elegantes. Moños altos (que no dignos) que nos mantendrán a salvo de las temperaturas elevadas.

-        Si la sobriedad impera en tu vestuario el resto del año, hazle un guiño a los estampados tropicales, coloridos y por qué no florales. D&G  nos propone total looks de mix florales y se atreve a combinar tops de flores con shorts de cuadros. Si esto último te parece demasiado agresivo, intenta que todos los motivos sean uniformes en tamaño y color.

-        Si eres de las que renuncian a los prints en cualquier contexto (distendido incluido), lejos de obligarte a que llenes tu armario de estampados inútiles, te propondremos acudir a las prendas lisas de colores básicos y evocadores de los elementos de la madre naturaleza (tierra, agua, fuego, agua…)


-        Olvídate de los bolsos con motivos metálicos y remaches para dar la bienvenida al esparto y la paja

-        No dejes atrás fulares y pañuelos. Te protegerán de un inoportuno golpe de sol a falta de sombrero y te resguardarán de la brisa a veces excesiva tras una jornada de bronceado. Para no abandonar la línea desenfadada propia de la época, envuélvete en ellos en lugar de anudarlos. Recuerda que en épocas de relax, lo suyo es estar  más próximo a lo bohemio que a lo ejecutivo. Nicole Richie, por ejemplo, se decanta por los pañuelos XXL para dar a su melena el siempre puntero toque hippy-chic.

-        Si eres un(a) clásico(a), incapaz de concebir el verano sin aires navy, podrás hacer uso del estampado marinero aunque mejor no combinarlo con bermudas blancas. Si las rayas te seducen pero lo tuyo no es el modelo de “a bordo”, acude a Prada y a sus divertidos trazos de colores y grosores dispares. Chillones pero no imposibles.


-        Los sombreros son sin duda el accesorio más práctico y estético de la temporada. Te dejamos a ti la elección sin poder evitar recomendarte los imbatibles Panamá y los de rafia de inspiración cowboy.

-        Los trajes de baño conforman siempre un abanico tan amplio como entretenido. Desde las partes de arriba push up hasta el triángulo minimalista de Ipanema, las posibilidades son inmensas. Si eres de caderas generosas, opta por los culottes. Si tu caso es el contrario, los volantes serán tus aliados


Y si todavía no te ha llegado la hora de pisar la arena y te quedan días de asfalto, no te agobies y empieza a meterte en materia. Existen sitios en la city en los que podrás discutir tendencias y hasta recibir consejos para que tu maleta sea sobresaliente. Si lo tuyo es además el networking fashionista, te recomendamos los afterwork de moda en Ecobar donde, además de encontrar opiniones frescas, podrás disfrutar de una carta ecológica vanguardista y sibarítica.


Publicado en Funds People el 4/7/2011

lunes, 9 de mayo de 2011

Los celos: ese monstruo de ojos verdes


Mientras que el término celos es originario del griego Zealou, el sentimiento en sí mismo habita en muchas geografías. A un lado y a otro del océano, se hallan los enemigos de las relaciones valiosas. Se trata de mecanismos psicológicos que, agarrando nuestras entrañas, hacen que nos retorzamos ante amenazas, unas veces reales y otras quiméricas.


Shakespeare llamó a los celos el monstruo de ojos verdes. “La sombra del amor que se burla de la carne de la que se alimenta” Pero lejos de haberse quedado en literatura de ficción, los celos siguen vivos. Conforman de alguna manera, un presente histórico. Trágico. Causaron crímenes hace cientos de años y los siguen causando.


Freud hablaba de ellos como de un fenómeno universal fruto de los avatares de nuestra infancia. Y es que precisamente la niñez es el mantra del enfoque psicodinámico, que llega a acudir en busca de motivos a etapas del indivíduo anteriores a la edípica. Mantiene que los celos tienen su origen en aquellos días en los que el bebé, garganta desgarrada, lloraba para que viniera su madre. Pero su madre no siempre venía. Los celos serían, por tanto, una especie de revival de nuestro inconsciente. Una vuelta a nuestro pasado de bebé colérico, hambriento y desamparado.


Al punto de vista anterior, que dota a la infancia de un protagonismo incuestionable, se opone el enfoque sistémico. Esta última interpretación es una de las compañeras de viaje de la Psicología Conductista; que mantiene que los celos son un comportamiento aprendido. Y como tal, puede desaprenderse. 


Mi sentido común me dice que, si bien es verdad que no podemos obviar el inconsciente, tampoco estamos en posición de pasar por alto la dinámica de la estructura social, del entorno, de nuestra cultura. Pero la respuesta al frecuente debate de lo innato frente a lo aprendido suele ser engorrosa.


En lo que si parecen estar de acuerdo psicodinámicos y sistémicos, es en la naturaleza “unisex” de los celos. Los padecen ellos y los padecen ellas. Sin embargo, dicen unos y otros, el rugido del monstruo de los ojos verdes varía de timbre en función del género del indivíduo.


Muchos de los estudios llevados a cabo, mantienen que lo que aniquila emocionalmente a la mujer es cualquier forma de infidelidad emocional. Los celos serán feroces si su pareja colma en atenciones a otra, cuida de otra o considera especial a otra. Mientras que en este abanico de motivos no tiene que estar presente la cama, al hombre es precisamente esta lo que le hace padecer. Hablaríamos así en el caso de ellos de infidelidad sexual.


La corriente evolucionista defiende que el hecho de que al hombre le inquiete la infidelidad sexual frente a la sentimental que ahorca a las mujeres tiene su origen en la herencia biológica (voy a tener que mantener al hijo de otro vs va a cuidar de otra) En contraposición, los psicólogos socioculturales destacan papeles diferentes en el origen de los celos: el entorno, la comunidad que actúa como vigía de la ley, la estructura social y su interpretación de las relaciones etc… En caso de duda, los ejemplos del peso contextual son muchos (desde las mujeres de Sri Lanka que cuentan con un amplio número de maridos, en ocasiones, hermanos entre sí hasta los esquimales y sus préstamos rutinarios de mujeres) 


Otro de los ejes centrales del debate “celos y género” gira en torno a las reacciones experimentadas ¿Qué sucede cuando el monstruo de ojos verdes nos embiste? Dicen ciertos estudios que los hombres responden con más mucha más virulencia mientras que nosotras intentamos poner en marcha toda una serie de mecanismos con objeto de recuperar el sexapil perdido. Pero haciendo ejercicio de memoria, me acuerdo de episodios de violencia y metamorfosis masculinos y femeninos indistintamente. 


“Cuando me muera, quiero que seas fiel a mi recuerdo. Si te casas con otra mi fantasma vendrá a molestarte” Alejandro Jodorowsky.


Artículo publicado en Mujeres y Cía el 6/5/2011

jueves, 31 de marzo de 2011

De las olas a las pasarelas


El Capitán Cook se encontraba en plena travesía entre Tahití y Norteamérica cuando,  con ventura, avistó un salpicón de islas hasta entonces ignoradas. Corría el año 1778 y se trataba de lo que más tarde se llamaría el archipiélago de Hawaii. Dicen que, de aquella época,  data el primer escrito de lo que hoy conocemos como surf.

Y una vez descubierto y profanado el Pacífico Sur, llevemos a cabo un ejercicio trepidante: cambiemos  de siglo, protagonista y oficio. Sin abandonar, eso sí, la filosofía hawaiana. Hablar de Isabel Marant no debería llevar a nuestros lectores, en principio, a pensar en Cook y su tripulación. Pero si les dijera que su nueva colección evoca en cierta medida este momento histórico de conquista de los mares, su percepción cambiaría. Y es que la última antología de Isabel Marant, máximo exponente de la bohème chic y la belleza no teatral, ha vuelto su mirada  hacia aquellos hombres anfibios que, temerosos de la madre naturaleza, le pedían ceremoniosamente, que las olas crecieran.

Lanzar una colección de moda surfer es un proyecto que, necesariamente, tiene que ir acompañado de un guiño a la California de los 70.  De ahí que se trate de un mosaico de piezas simples, americanas y frescas. Predominan los colores flúor, el capri y el rosa chicle. Las prendas femeninas reflejan a la perfección el espíritu de las surfgirls. Mujeres escultóricas y bronceadas que, abandonadas de la retórica de la plasticidad, acuden a vestidos libertinos, shorts minimalistas y pantalones pescadores.  Los hombres de la tabla, también abrazarán esta sencillez y apostarán por el lino, atreviéndose con los jersey de ochos, cuando caiga el sol y la brisa se vuelva insistente. Un look soleado y costero que en ocasiones se vuelve indígena. Y es que el surf, va de la mano de la belleza atlética, distendida y sin aspavientos.  Y si la ocasión lo merece y nos espera una fiesta alejada de las olas, sólo sería necesario meter los pies, hasta ahora descalzos, en unos sofisticados tacones en el caso de ellas. 


 Una carta de presentación sencilla y luminosa que, acompañada de un peinado (despeinado) ondulado y la piel tostada, es apta para el día, la noche, la orilla y el interior.

Corría el año 1778 cuando la tripulación del Capitán Cook , se dio de frente con la multitud de los jinetes de las olas. Me imagino que les llevaría su tiempo comprender que estaban descubriendo una subcultura “mágico-religiosa” .Una comunidad amante del deslizamiento y la “pura vida”. Hombres batracio que, cada día, admirando la belleza trágica y a la vez elemental de las olas, se iniciaban hacia un nuevo mundo.

SURF NOW, APOCALYPSE LATER 

Publicado en Funds People el  23/03/2011

sábado, 26 de febrero de 2011

La Historia del ARTE ¿tiene nombre de varón?


Febrero es el mes de las efemérides. 28 días breves pero intensamente poblados de alfombras rojas y citas obligadas para intelectuales, celebridades y demás figuras. Desde la Academia Británica del Cine hasta la nuestra pasando por Cibeles, la oferta de galas puede resultar agotadora.


De todos los eventos posibles, los de arte contemporáneo  suelen ir a la cabeza en controversia. Comisarios, coleccionistas, gestores culturales y “aspirantes a” peregrinan a IFEMA y a otros puntos de encuentro año tras año (Arco va por su 30 aniversario). Y, tras estas andanzas estético-mediáticas, vendrán los encendidos debates ¿Arte o descalabro? ¿Motivos provocadores o adefesios sin más? La recreación de fetos en cemento por parte de los surcoreanos es uno de tantos ejemplos. Y es que la modernidad, es un concepto polisémico donde los haya. Polisemia que en el arte acostumbra a ir de la mano de la descontextualización y, en ocasiones, del desconcierto. De ahí el litigio.


Revisando noticias polémicas de ediciones anteriores, me topo con una sobre “la mujer y el arte contemporáneo” Informes que hablan de porcentajes discriminatorios para con las artistas (femenino plural). Intento viajar en el tiempo y volver a las lecciones de mi adulado Profesor de Historia del Arte, Fernando Pertierra. Recuerdo con claridad sus gustos sibaríticos y la pasión de sus discursos. Su inabarcable conocimiento y su todavía más extensa capacidad didáctica. Suspendo, sin embargo, a la hora de acordarme de artistas (femenino plural de nuevo) La ausencia, me imagino, se debe a nuestra condición histórica de “ángeles custodios del hogar”.


Acudo a estudios recientes y descubro satisfecha que “más de la mitad de los artistas actuales son mujeres” (Victoria Combalia “Amazonas con pincel”)
Me propongo, como penitencia por mi desliz, estudiar qué mujeres ha habido detrás de la Historia del Arte. Prometo compartir lo aprendido y, como inteligentemente dice Victoria Combalia, aprender de las buenas. Precisamente por buenas, excelsas, sublimes y artistas. No por mujeres. 


Publicado en Mujeres y Cia el 24/02/2011

miércoles, 26 de enero de 2011

SOBRE EL Ikat, IPAD y demás excentricidades


El 2011 ha empezado fuerte y enredado en lo que a tendencias se refiere.
En apenas un mes, el benjamín del calendario nos ha hablado con la misma convicción tanto de artes ancestrales como de juguetes tecnológicos.
Mientras que Apple nos tiene preparados gadgets tan emocionantes como el versátil mini iPad, la élite del diseño también nos invita a hacer un ejercicio de simplicidad. Muy distante al anterior, eso sí, desde el punto de vista cronológico.
Me refiero a la técnica milenaria de las impresiones Ikat, que se ha colado en muchas de nuestras pasarelas. Los diseñadores acuden a la solera de estos estampados para renovar sus aires étnicos  y dar un toque de frescura geométrica a sus looks tribales.  Así lo han hecho Dries Van Noten, Gucci, Marc y Balenciaga. Cynthia Vincent también lo ha incorporado a su colección Resort de accesorios de 2011.
El atávico método similar al tie-dye, parece tener sus orígenes en India, Indonesia y Malasia. Y digo parece, porque son muchos los pueblos que tradicionalmente usaban procedimientos similares para teñir tejidos. Sobre todo ciertas tribus de Iberoamérica
¿El resultado? Exótico, lineal y colorido a partes iguales.
Estos motivos artesanales han inundado también el mundo de los complementos. En Nueva York, no debería extrañarnos ver cómo los fashionistas sacan su iPad de una mochila típica de la tribu Wayúu de Colombia y Venezuela.
El interiorismo tampoco escapa a estos motivos remotos en el espacio y el tiempo. Si alguno de vosotros tenía en mente decorar haciendo uso de prints animales y demás aires raciales, debería echar un vistazo a la simplicidad geométrica del Ikat antes de terminar su proyecto.


Mi consejo (apto tanto para la calle como para el hogar) es hacer un uso tímido y estratégico del Ikat. Ej: forrar una sola butaca o un par de cojines o llevar un maxibolso Ikat combinado con una camiseta básica y botas lisas de piel. Demasiado protagonismo al Ikat puede resultar arriesgado y dificultar nuestro acierto a la hora de mezclar estampados y texturas.
Con una dosis adecuada, este año podremos sacar nuestro iPad de un bolso Ikat, sin que el tándem tradición-modernidad nos lleve a parecer excéntricos ni excesivos.



Publicado en Funds People el 26/01/2010